LA GUERRA NO TIENE FINAL

Primero fue por tierras
después fue por oro
ahora es por poder.

Metal y pólvora...
¿Cuál, desalmado, asesina a los amaneceres deudos?

Que nos enseñaron a morir
a llorar al último credo
a ser los gritos de la súplica,

que ya no albergaríamos más sueños
solo niños bajo desnudo pavor
y padres abrigando con sangre al amor,

y que los pueblos vieran al infierno
para ser palos contra sargentos
por arcana culpa de los gobiernos,

porque despiadados aniquilan lo diferente
por sufrir de indio, negro, pobre, débil
y todos quienes idealizan paz en arma rebelde.

Primero se exaspera
después me amedrenta
y un hermano aprieta el gatillo.

Matanza e indolencia...
¿Cuándo, golpeado, acariciaré a los cañones venideros?