LUNA ROJA


Hoy amanecí iluminado con la sangre
de la luna advirtiéndome del día final.

Todo se encontraba en la normalidad
no había fuego en el cielo
ni ríos ya secos.

Con prisa me asomé a la ventana
esperaba ver dragones y serpientes
escupiendo porquerías en el cemento
y no observé nada.

Con mi corazón alborotado y desesperado
huí a las calles para encontrar devastación,
allí comprendí que los ángeles ya tocaron
sus trompetas comenzando el caos
porque Dios se hizo a un lado
y sus hijos conviven con Lucifer.

Mis ojos observaban tristemente
mientras yo permanecía estupefacto  
ante las señales del apocalipsis derramando
el sufrimiento, la miseria, la angustia
el dolor, la crueldad, las guerras…

Conmovido por esta inhumana realidad  
una plegaria implorando al poder de Dios
apacigüe el poder del hombre que
únicamente causaba destrucción.

¡Oh Señor! Son tan graves nuestros pecados
que permites a los hombres se conviertan
en satanás y claven sus garras de maldad
a sus prójimos, si existe un cielo, dime
cuáles artilugios debo poseer para poder ir,
porque aquí en la tierra se vive un infierno.

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