VELERO

Soy luna de zagal morbidez
ilumino con blanca pureza
la dársena pasional del velero.

En la vidriera vestal de afición
coloco la ortodoxia de mis labios
para soplar el dique y dejarte encallar.

Sí, solo aguarda por mí…
pronto, los días madurarán la castidad
y raudal seductor fertilizará la vega.

Sí, espérame en el muelle, vélame allí…
esta luna, está cambiando a hembra
en poco, febril ocaso menguará la virginidad.

Vitral para avezar la inocencia del erotismo
cuando mi sensual periferia sea el torrente
de la hora exacta para abordar al velero.

A MI MUSA

Te busqué adentro de atisbos pasados
cansado de falsos astros, no te encontré.

Mujer, medalla “amapólica” de poetas
en esquirlas de la noche fuiste evaporada.

Mas, macilento, estampé una musa.

Resurgía acuñada e indefectible
en aumento, mi piel troqueló lo efusivo.

Hoy, tus fanales me combustionan
tus ribetes engendran mis fantasías.

Pernoctas con perpetuidad al transfigurar…

la  inspiración viviente de mi sangre
cuando unges de prebendas mis sonrisas.

la lira regente de ébanos bucles
al poner exceso de tinta en mis venas.

PELEARÉ

Quiero ganar a la ignominia
sobre el lomo de un puma dorado.

Devolver los topetazos a mi analogía
y taracear al humanismo con destreza.

Voy a esconder adentro de bargueños
a mis sentimientos alhajados.

Al exterior, el cobre gritará mi fuerza.

Agravios y vilipendios a mi baúl no entran
mi madera se talla en la contienda
con inteligencia esculpo la defensa.

El hierro y el acero incrustan coraje
a mi irrompible estructura decidida.

Nunca morirá la dureza de mi existencia
con arresto protejo mi joyería, mi vida.



HAZME CÁRDENO CALIENTE

Sedúceme, el intervalo finiquita.
Aplácame el frío venidero.
Bésame, el amor viene y va.

Un adiós en la bisagra
cerca o muy lejos
toques de azúcar, extrañarás.

Excítame, comprimidos a la cintura.
Aterciopélame con la pasión perenne.
Mírame, confrontando a las llamas.

Una frutal ponchera en vaivén
se llena y se vacía
otro jengibre azotador, no encontrarás. 

Acanélame, pon tu cuerpo sobre el mío.
Llévame en la despedida de la piel.
Hiérveme, pon minutos sobre el delirio.

Un elixir en el aeropuerto
hacia mí o hacia ti     
cítricos idílicos, recordarás.

DEVORA A LA POESÍA

Duelen los grafemas
la péndola siempre hipa
al deplorar sal y tinta
por sendas lacerantes.

Sufrimiento de rapsoda
me amputa la sensiblería
con la rúbrica lírica
del bardo al calvario.

Los plectros envenenan
atormentan y amanecen
no son inmaculados
son espectros aedos.

Crueldad de la gracia
es el hambre desmedida
por sentir el trivio
y vivir con estropicios.

Y entre tantas misivas
me acuchillo cada día
para sujetar la estrofa
y reconstruirme fija.

Vigente, soy Devora
cicatrices tejen mi vida
y con puñal hago poesía.