MI ÚLTIMA MAREA

Necesariamente
como gotas a la mar
se dan mis lágrimas al suelo.

Inconscientemente
como burbujas en el aire
se van mis sueños al vuelo.

Idearios de fe
plumajes de desdén
sufren bajo un sueño errante
a veces, a orillas del estiaje.

Inmaculadamente
allá sobre las alturas
mis anhelos reputan por alejarse.

Narcoticamente
muy en las profundidades
mis ojos pregonan infelices oleajes.

Aleteos de vida
o alas ya marchitas
zarpan a bordo de sollozos
a veces, son tristes desvelos.

Pues bien
esa sirena, madre, enemiga
naufraga mis deseos entre lamentos
simplemente por ser aquella cual siento.

NOS LEVANTAMOS AYER, NOS LEVANTARÉMOS MAÑANA

Y la tierra se abrió, golpeó
horadando nuestros corazones
para carcomer a mi pueblo.

Cuando los muros caen en desventura
el sol y el mar se nublan como desierto.

El concreto aplastó a los sueños
desangrando bajo los escombros
la partida de niños, hermanos, viejos.

Cuando un abrazo se construye eterno
una madre y su hijo devastan con sus restos.

Miedo, dolor, todos los inciertos
hundidos con lágrimas por auxilios 
de vivos pernoctando a lado de sus muertos.

Cuando se derrumba el futuro de un amigo
la solidaridad se apura al rescate del caído.

Junto a agua y medicina viene la nobleza
entre odios y criticas maltrata la miseria 
hoy escupiendo damnificados está la greda.

Cuando surge la fuerza de guerreros, almas buenas
se encuentra salvada la sonoriza sobreviviente.

Temblorosas esperanzas esforzarán quimeras
sepultando los obscuros destinos fallecidos
por pronto reconstruir escuelas, hospitales heridos.

Cuando la catástrofe sorprende por la espalda
el consuelo son las manos que ayudan con más latidos.