Desnuda e imperfecta
pesquisa a la percusión
por indagar bajo sombras
la pasión de dos baquetas
cuando un moreno torso
hace enfurecer extasiados
al bombo, platillos, tambor.
Despiadada y fulminante
perfecciona la blanca piel
que en claridad y contra luz
se tatúa a obscuros deseos
para imaginar los asechos
de la araña, del dragón...
del color brioso de esa voz.
Dilucidada e insondable
no pretende ser derroche
de aquellos ojos negros
solo ansia dejar enredado
entre ébanos, largos cabellos
la nublada figura del arte
que por intensión se desvanece.