Malditos
sean los caños, oro negro
donde
explota, sin piedad a los daños
de la
selva, por la jungla que agota
toda
naturaleza, de la vida disuelta.
Crudo
malo, destrozo de riqueza
has
matado, para el control avaro
de mis tierras
y mis ríos alastrados
con
veneno, bajo pestes y guerras.
No hay
cura, esqueletos al ceno
zafio
mueren, labran sobre basura
sobre
escoria, de quienes acogieren.
Lloro al
trasto inhumano, Amazonia
de
acuarela, cómo limpiar la vil brea
cual
petrolea a mi pueblo en yusano.