La
condición arquitectónica
pone
“deshorarios” a los ladrillos
para
erigir un alcázar en la cúspide.
La
pintura disciplinada
se
escabulle del cronógrafo
con
colores en plena notoriedad.
La
sensualidad se esculpe
entre las
astucias del segundo
al
inspirarse frente al espejo.
El
talento en gaitas
retrasa
las notas dulzainas
cuando me
toca como cornamusa.
La tinta
acelera
su arena
en el tiempo
soplando
sablones de poesía.
El oficio al tango
baila a
la ramera del minuto
sin desembolsar
un desenlace.
A contra
tiempo
me
trasciendo imperecedero
sangrando mi arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario