NO ME LLORES MÁS

Hoy me desperté con la cicatera tristeza
convertida en borlas, satín y acuarelas
para mi lamento ser preso del caricato.

A mi mesa puse la panacea del payaso
al tragar en bufón la tribulación apretada
y “titiretear” lágrimas a la seña de Picasso.

Me vestí con trazos graciosos, siendo visto
por las soledades mudas sobre mi cabeza
y dando sonrisas a la fruta seca de mi pícea.

Caminé por la jaula condena de ver secar
la huella del dolor sollozada en la mejilla
sin poder escapar de las miradas arteras.

Comprendí que el saltimbanqui me cortaría
el lloriqueo de los sufrimientos quedados
al vivir con pena simulando otra apariencia.

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