MUJER TRAS MUJER

Atrapadas en el mismo velo
atrás de delicado urdimbre
se transparenta nuestra piel
y los tules incoan por decaer.

Somos el sublime aljófar
de un eslabón de cristal
que anuda entre linos
a los cuerpos en libertad.

Descubiertas por los miedos
como perlas sobre el satén 
se pulen femeniles las fauces
al regar agua marina en el ser.

Nos encierra la tela bajo soledad
yo, porcelana de brillo artificial
tú, dueña inherente de la claridad
resguardando luz para perdurar.

Es imposible emular a una rosa
o inspirar con ardid la sensualidad
para amalgamar a nuestros tejidos 
el amor de mujer a mujer da la verdad.

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