NOCTIVIDAD DE ABRIL

Ardía la noche
vivaz y estridente
bajo abriles truenos.

Noctívagos gritos
revelaban el fuego  
por escapar turbados.

Lágrimas protegían
a noctambulo corazón
que reñía con las venas.

Pasos en obscuridad
dio ruegos, imploración
al cielo, acunar a su hijo.

Velada de cien años
lamentaba, no aguantó  
la lumbre de la mocedad.

Crespúsculo materno
hoy, descansa su amor
el retoño inmóvil sueña, ya.

PUTA MÍA

Fornican los sufrimientos
mientras la flauta solloza
la fiel ruina de una diosa  
sobre los deseos cruentos.
Los relojes andan lentos
entre pecado asqueroso
de un ángel vil y furioso
que nunca atesora vida
solo la soledad muida
cuando la piel se da al pozo.

Es la noche acribillada
de una belleza en las cruces.
Por los asfaltos y luces
está la flor devastada
con la plegaria lavada  
al abrirse en rojo rudo.
Puta mía, ven, pon nudo 
en el corazón malvado
qué ya no aguanto lo triado
de asirte en el placer crudo.

FUGA DE MAMPARA

En pleno plenilunio de la pluma
cuando la musa se despista breve
me captura la máquina, su aleve
impone al arte ser neuma de duma.

Publicidad que apresa, hasta inhuma
bajo danza forzosa del vals leve 
con la postura sensual se mueve
para huir en el mensaje sobre bruma.

Mundanas son las piernas, en pantalla  
huyen, tropiezan al mirar de frente
a la piel consumiendo sin agalla.

Corro pero me pego entre un afiche 
soy trofeo desnudo de un ferviente
que ahorca contra mis letras un fetiche.

EL DESPERTAR DE LA ORQUÍDEA

Montañas de ocre verdoso exorbitante
contemplaron la ceguera vista
de una rapsoda inerte.

Dio el cielo libre, cobalto e interminable
luz adentro del resurgimiento cesante
con la naturaleza en pleno beso.

Bajo las sombras y cobijo del prado
frágil fortaleza se reencarnaba
por el céfiro, bella renacía

Enardecía calmado, como espejo, el rio
era la nueva vida con piedras y paz
sonando sereno sin sosegar.

Pajaritos multicolores, ahora protectores
acompañan al aliado capullo solitario
que rebrota en el edén, en campo.

Ergo, sutil, la eterna flor efímera aún titila
con pétalos magentas hace poesía
para dar un clavel al fresco día.

CANALLADA ENMASCARADA

¿Cuántas veces?
Fui lágrima fútil.

¿Cuántas veces?
Entumí mi mente.

¿Cuántas veces?
Sucinto de impotencia.

En la obscuridad nimia
una máscara maléfica
desaparece lo humano
y deja rostro a lo malo.

En el espejo me reflejo
con despiadada careta
oculto debajo la belleza
por no desgastar al ángel
entre el viento perverso.

¿Para qué?
Ocultación del corazón.

¿Para qué?
Sufrir sin antifaz.

¿Para qué?
Ser execrable, cruel.

Si al desechar la apariencia
escondida bajo el disfraz
está dulcificada una faz
en descaro a la enmienda.

Penitencia que nunca verá
el dolor de un condenado
porque prefiero desfigurar
la cara y las obediencias
antes de padecer en otros
semblantes desalmados.