En
desnudez, el más hermoso capullo
emerge
triunfante, del averno infortunio
trae
apetencia, por bañarse con diamantes
y destila
mendacidad, dentro de copas de vino.
Su
esplendor captura, las miradas de judíos
con las
ráfagas, del placentero aire epicúreo
con el
propósito de atrapar, a los cautos mortales
al
permanecer eternamente, decorada en admiración.
Ese malo
amor, no combina con sutil belleza
la fría traición
juega, como su principal estaca
para
desmoronar, en inservible polvo a su rey
y después
deshojar sus dones y encandilar a otro.
Posee en
los ojos, el encanto de una diabla
y cambia
los escrúpulos, por joyas temerarias
cuando
saca la daga y apuñala con los besos
a quien
no encaja en la pirámide, de su ambición.
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