Mi morada, es un bosque devastado
de cielo obscuro, de equivocaciones.
Tétrico y seco, es el árbol de mi vida
brindando polvo gris, de sueños rotos.
Mi magia, es ver las almas lento llorar
porque el sufrimiento, no me deja ir
con penumbras y sentimientos ahogados
las esperanzas, cruelmente, debo matar.
Rojo sangre, son mis alas por el veneno
de ríos sin caudal, donde debo de beber
acompaña con los gritos, de la luna fatal.
Mi piel sin brillo, perdió la oportunidad
de contar las estrellas, sin poder cantar.
El firmamento se guardó, en un cofre
para romper el espejismo, de la claridad
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