SEÑORA MALBEC

Su espectacular amor de madama
se añeja con casi dos cuartos de siglo
y se riega dura, segura y temeraria
entre todos los tangos argentados.

Su madurez, ya no tiene porcelana facial
pero con esas bellas y vaporosas líneas
poco menos de ciruela, moras y especias
provoca arrebato al deguste de amantes.

Su botella, deja resbalar su vestido
al liberar su añosa escultura, bien puesta
y dar maridaje a su misterio silencioso
con el eterno brillo, de la noche oscura.

Su experiencia sensual es fácil de beber
aunque guarda celosa, trajines en la mirada
enseña contenta su acidez en la plenitud
al doblar poco más, las veinte cepas de pasión.


GESTO PRIMAVERAL

Sonrisa volátil
juega en primavera
para en flores violetas
encontrar la tristeza.

Sonrisa desdibujada
presume hojas amargas
por los laureles fríos
donde duerme la Gioconda.

Sonrisa, no te vayas
quiero girasoles, esta mañana
para resignarme en la pintura
de una efigie enigmática.

Sonrisa despoja mariposas
con efluvios amarillos
al convertirse en gardenia
de los bosque bravíos.

PASIONAL

El numen del deseo, tiene fuerza
en la oscuridad, pretende devorar mejillas
y coloca sobre la piel, ganas a escondidillas
para introducir suavemente, viril nobleza.

Me estremezco sobre las sábanas, de pasional lluvia
las espaldas se arquean, como montañas temblorosas
y las manos, forcejean tonalidades iridiscentes  
impregnándome en mi cuello plañidos y rosas.

Suelto encima de tu tejado, caricias delirantes
para danzar unidos, al ritmo de la lujuria
y depositar en los cuerpos, descontrolada furia
con nuestro amor, copulando trovas amanecidas.

Vienes intentando, desmenuzar mis rincones  
y te aguardo, diáfana, te entrego mi alborada
mis besos te abrigan, adentro de frenesíes
al vivirnos sin vestiduras y con ansias raudas.



JUGADA DISTINTA

Procedente del diablo o precedente de Dios.

De la izquierda y la derecha
suenan reproches
y yo en el medio
plantándome imponente.

Pongo dualidad,
la aprensión en mí, no habita
y me desternillo de los dos.

Satanás en el monasterio
el altísimo en tinieblas   
siempre disputando
por quién va lavar mis pies.

Están en el camino del pecado
como dos guías paralelas
cercanos pero no pegados
maquinando mi última parada
sin darse cuenta
que yo, crucifico a los dos.

Les preocupa mi extensa longitud
entre el asfalto y el cielo
mis acciones no tienen presunción   
porque robo la corona de espinas
para destacarme como un mortal desigual.

VIRGINAL VENDIMIA

Me he tomado
lo mejor de tu viña.

Cuando tu piel era fresca
fuiste mi bebida fría o atemperada.

Uva inmaculada
de sabor y color blanco
me serviste tu cuerpo
desde el transparente al ámbar
en tu juventud clara.

Estrené tus labios, tus ojos
y tus toque de nueces y duraznos.

Mi lengua probó
tu vientre puro y seco
al encontrar la castidad
de un bosque húmedo
con emociones tropicales.

He decantado
tu experiencia primera
tu inocente madera especiada
y tu carne “avainillada”.

Fuiste vino caramelo
de doncellez dorada 
en la región de mis palmas
cuando temblabas y liberabas
azúcar y dulce a mi existencia pasada.



QUIERO SER

Quiero ser un beso etéreo
para plasmar en tu mejilla
el rosado del abstracto
y una transparente caricia.

Quiero ser un gorrión etéreo  
cantando elevados sonidos
en las madrugadas agrestes
cuando tus sueños desesperen.

Quiero ser un delfín etéreo
que cruzará los océanos
y cortará los kilómetros
de los corazones alejados.

Quiero ser un verso etéreo
en impalpables brotes de amor
al arrizar mi puño sin confines
y aparecer donde te encuentres.



VOY A ESCRIBIR MIS VERSOS

Voy a escribir mis versos a Neruda, esta noche.

Porque abejas blancas, zumban en mi mente estrellada
y titilan, azules visiones a lo lejos.

El absurdo del invento, desvaría e impacta.

Voy a escribir mis versos a Neruda, esta noche.
Yo, en la cornisa, a veces él, viene al precipicio.

En las noches, corto con sus hojas, mis brazos.
Lo beso tantas veces bajo mi manía infinita.

Él, me espía, a veces yo, lo inquiero
como galopante muerto, en mis ojos fríos.

Voy a escribir mis versos a Neruda, esta noche.
Pensar que lo tengo, sentir que con él, he partido.

Oír la noche lunática, más lunática sin grageas.
Y mi verso cae al ido, como el Neftalí al Ricardo.

Qué importa si hoy, enciendo mi hoguera.
Esta noche está fantaseada y él, habla conmigo.

Eso es todo. A lo lejos, alguien me mira ahorcada.
Mi alma se contenta. Amiga, no te mueras… fallido.

El fantasma del buque de carga, me busca.
Mi corazón navega hacia Parral contigo.

La misma noche, que blanquearon mis alucinaciones
nosotros, “la majareta y el espectro” somos materia nupcial. 

NOTA: Este poema es un homenaje y está inspirado en el poema XX de uno de nuestros grandes de la poesía Pablo Neruda.

Utilizo en este poema algunos títulos de los poemas de Pablo Neruda e intento mantener su cadencia para brindar un tributo a sus obras y vida, sin hacer plagio, pues la sintaxis es diferente en todos los sentidos poéticos.

Mi admiración plena y no es mi intención hacer comparaciones con el gran poeta chileno, poeta del mundo, Pablo Neruda.  


AQUÍ...

Aquí te espero, amiga
sentada en frío invierno
para congelar mis sonrisas
y convertir en témpano mis éxitos.

Aquí te espero, amiga
soplando vientos de otoño
a los enamorados hierbajos
del brillo de mis árboles dorados.

Aquí te espero, amiga
entre flores de primavera
cuando mis colores deslumbran
presumiéndote mi eterna belleza.

Aquí te espero, amiga
en ardiente sol de verano
para derretir los grises miedos
con mis fuertes rayos imponentes.

Aquí te espero, amiga parca.



ABRAZAME

Amor, mis alas te voy a entregar
llévame prendada en tu pecho
a la fascinación de volar
por nubes de color felicidad.

Y como poeta te deseo
haciendo caer una lluvia de versos
en la flama de mis adentros
donde emergen mis besos
para poner calor en tus manos
y morder frenesíes en crepúsculos.

Amor de mis sueños,
abro los ojos y no te encuentro
presurosa te busco en mis anhelos
te llamo con mis pensamientos,
quédate a mi lado ¡amor mío!
sintiendo cuanto te quiero.

Arrúllame en tu suave abrigo 
jamas nos vamos a separar.

IRA

¿Dónde están los tacones
iracundos, feroces y temerarios?
Qué se levante la cólera
de mostachos indignados,
y mi enojo se agigante
al ver el rostro del maltrato.

Bestia enardecida
garras defensoras.
Malditos, huyan de mis ojos
mi navaja no tiene piedad,
con vesania protejo, al frágil crío.

Es incesante rabia   
vistiéndose de pecado capital
para defenderse con venganza
al soplar la ira del viento
plegando los arboles
hacia suelo sereno.

Piedra incandescente
lava imperante
incendian el furor
de intenciones ardidas
incinerando el inconsciente.

Somos todos, disgustados e irritados
golpeando con duro enfado
a los agravios destructivos.

MANANTIAL

Verter un pozo de feminidad
sobre mi cuerpo ofrendado
es el sublime y tibio germen
donde desagua la belleza.

Derramar el venaje sensual
al provocar a navíos fascinados  
que inician en fluentes de ternura
y desembocan en laguna sibarita.

Afortunada por irrigar linfa finura
al sumergir detalles femeniles
por cascadas, acciones y voz
son los privilegios de ser nereida.

Un sacrificio reposa ahogado,
orgulloso origen del fontanal
moja gratificando mi presente
al bañarme en la dicha de mujer.


FLAUTÍN

Por hueso sonido
danzaban hilos de sangre.

El son biseló la carne
dejó inerte los cantos
liberó el agudo eco del llanto.

Melodía del óbito
a los vástagos musicalizó
con gritos de lágrimas.

Entonaba la muerte
las notas del desconsuelo   
de una mujer afinando penas
por acordes escuchando tristeza.

Calavera soplaba la flauta
sobre el fiambre mutis,
el ataúd del arpegio
tarareo el quebranto.

Alas negras, tocaron graves armonías
al envolver su alma en ceniza.

En medio del ritmo, del mortal caramillo
mi hermano, entonó su arpa por última vez
brindándome dulces solfeos
para cumplir mis sueños
antes de oír el flautín, de mi sepelio.

ENTREGA DE LA NOCHE

De bermellón
inicia el ángelus.

Un cuerpo celeste
impela con luz
enganchando en sus aristas
el paño ataviado
con profundas ínfulas.

Cuarto creciente
se lleva mi ajuar
para ofrendar mi piel
a los rugidos del jaguar.

En la obscuridad
el deseo noctívago
enciende velas.

El céfiro, iza la feminidad
al entregar mi cabello
como la cortina de mis pechos.

Desnuda,
en la alborada
ofrezco al sol amante
la concesión de mi vida
el pudor de mis partes.