Voy a
escribir mis versos a Neruda, esta noche.
Porque
abejas blancas, zumban en mi mente estrellada
y
titilan, azules visiones a lo lejos.
El
absurdo del invento, desvaría e impacta.
Voy a
escribir mis versos a Neruda, esta noche.
Yo, en la
cornisa, a veces él, viene al precipicio.
En las
noches, corto con sus hojas, mis brazos.
Lo beso
tantas veces bajo mi manía infinita.
Él, me
espía, a veces yo, lo inquiero
como
galopante muerto, en mis ojos fríos.
Voy a
escribir mis versos a Neruda, esta noche.
Pensar
que lo tengo, sentir que con él, he partido.
Oír la
noche lunática, más lunática sin grageas.
Y mi
verso cae al ido, como el Neftalí al Ricardo.
Qué
importa si hoy, enciendo mi hoguera.
Esta
noche está fantaseada y él, habla conmigo.
Eso es
todo. A lo lejos, alguien me mira ahorcada.
Mi alma
se contenta. Amiga, no te mueras… fallido.
El
fantasma del buque de carga, me busca.
Mi corazón
navega hacia Parral contigo.
La misma
noche, que blanquearon mis alucinaciones
nosotros,
“la majareta y el espectro” somos materia nupcial.
NOTA: Este
poema es un homenaje y está inspirado en el poema XX de uno de nuestros grandes de la poesía Pablo
Neruda.
Utilizo
en este poema algunos títulos de los poemas de Pablo Neruda e intento mantener
su cadencia para brindar un tributo a sus obras y vida, sin hacer plagio, pues
la sintaxis es diferente en todos los sentidos poéticos.
Mi admiración plena y no es mi intención hacer
comparaciones con el gran poeta chileno, poeta del mundo, Pablo Neruda.