Me he
tomado
lo mejor
de tu viña.
Cuando tu
piel era fresca
fuiste mi
bebida fría o atemperada.
Uva
inmaculada
de sabor
y color blanco
me
serviste tu cuerpo
desde el
transparente al ámbar
en tu
juventud clara.
Estrené
tus labios, tus ojos
y tus
toque de nueces y duraznos.
Mi lengua
probó
tu
vientre puro y seco
al
encontrar la castidad
de un
bosque húmedo
con
emociones tropicales.
He
decantado
tu
experiencia primera
tu
inocente madera especiada
y tu
carne “avainillada”.
Fuiste
vino caramelo
de
doncellez dorada
en la
región de mis palmas
cuando
temblabas y liberabas
azúcar y dulce a mi existencia pasada.
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