El numen
del deseo, tiene fuerza
en la
oscuridad, pretende devorar mejillas
y coloca
sobre la piel, ganas a escondidillas
para
introducir suavemente, viril nobleza.
Me estremezco
sobre las sábanas, de pasional lluvia
las espaldas
se arquean, como montañas temblorosas
y las manos,
forcejean tonalidades iridiscentes
impregnándome
en mi cuello plañidos y rosas.
Suelto
encima de tu tejado, caricias delirantes
para danzar
unidos, al ritmo de la lujuria
y
depositar en los cuerpos, descontrolada furia
con
nuestro amor, copulando trovas amanecidas.
Vienes
intentando, desmenuzar mis rincones
y te
aguardo, diáfana, te entrego mi alborada
mis besos
te abrigan, adentro de frenesíes
al vivirnos sin vestiduras y con ansias raudas.
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